El agua en su justa medida. Cómo y cuándo regar el césped.

En otras entradas de este blog, hemos hecho un recorrido desde el sembrado del césped, hasta su uso en entornos deportivos, pasando por los cuidados que requiere, sin embargo hoy queremos detenernos un poco más sobre uno de los puntos más importantes para el cuidado de las plantas, el riego.

A nadie se le escapa que es de vital importancia aportar agua al césped, sin embargo nos pueden surgir algunas dudas, ¿cuándo es más oportuno regar? ¿todas las variedades de césped requieren la misma cantidad de agua? ¿influye la calidad del agua en la germinación de las semillas? estas son sólo algunas de las preguntas a las que daremos respuesta en las siguientes líneas.

¿Qué cantidad de agua tengo que aportar al césped?

La cantidad de agua que debemos aportar al suelo dependerá directamente del clima en el que nos encontremos, a mayor nivel de precipitaciones, los riegos serán más restringidos y con menor aportación hídrica natural, habrá que incrementar el aporte “artificial” de agua al césped. Aquí la máxima de cuanto más mejor no es válida, ya que un exceso de agua podría ocasionar la muerte de la planta por asfixia, al compactarse el suelo y no disponer las raíces de suficiente aireación, también se produciría un filtrado del suelo que podría arrastrar los nutrientes presentes en el mismo tan necesarios para la planta y en tercer lugar, un exceso de riego podría traer las tan temidas enfermedades fúngicas a nuestro césped, que si no son controladas a tiempo, acarrearían desde manchas hasta la muerte de las plantas en casos extremos tal y como se puede comprobar en la fotografía siguiente.

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Llegados a este punto nos surge una duda totalmente comprensible, ¿cuánto debemos regar nuestro césped para limitar los efectos contraproducentes de un exceso de agua y aportar la suficiente cantidad para que las plantas crezcan de manera saludable? La mejor manera sería contar con el estudio de un ingeniero agrónomo, pero como somos conscientes de que no todos podemos contar con la ayuda de un experto, debemos empezar por buscar las necesidades hídricas de la especie de césped que hayamos plantado, por ejemplo si se trata de un Agrostis tenuis tendremos claro que necesitará una cantidad mayor de agua que un Pennisetum clandestinum, especie muy resistente a la sequía. Se trate de la especie que se trate, la comprobación que siempre podremos hacer es revisar la humedad del suelo comprobando su consistencia, si nos cuesta introducir un bolígrafo en el suelo, hará falta más riego, si este entra en la tierra con facilidad pero sin percibir encharcamiento (totalmente nocivo para las plantas por la posible aparición de hongos), habremos conseguido regar de manera adecuada nuestro jardín.

¿A que hora del día regar?

Para regar un jardín de césped natural, lo más adecuado es evitar las horas de máximo calor para efectuar el riego, así que los momentos idóneos serían al amanecer y al anochecer, cuando las temperaturas son más moderadas y limitaremos la evaporación del agua de riego. Sin embargo, si nos decantamos por cerrar el día regando nuestro jardín, debemos tener en cuenta que si el césped permanece noche tras noche húmedo, posiblemente nos encontremos con el desarrollo de enfermedades fúngicas, así que, sólo regaremos al caer la noche si hay suficiente temperatura ambiental nocturna para limitar ese estado de humedad constante en nuestro jardín.

El mejor momento del día para el riego del césped es al amanecer, cuando la temperatura es moderada y sabemos que el césped no permanecerá húmedo demasiadas horas. , como tener claro que la planta, dependiendo de la estacionalidad, tendrá unas necesidades y no otras, destacando que en etapas de germinación y crecimiento, el regado debe ser más abundante y más limitado cuando la planta se encuentre en latencia.

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¿Cómo regar el césped?

Lo ideal para el riego del césped sería tener un sistema de riego que cubriera de manera uniforme cada rincón de nuestro jardín. De esta manera evitaríamos zonas secas en contraste con zonas completamente verdes en los casos más extremos. Si todas las zonas del jardín reciben agua aunque en diferente cantidad, lo primero sería evitar las zonas de encharcamiento para limitar la aparición de enfermedades y lo segundo, regular nuestro riego comprobando la cantidad de agua que recibe cada sector del jardín.

Si no disponemos de riego por aspersión en nuestro jardín, podremos regar utilizando una manguera con boquilla que disperse el agua antes del contacto con la planta, de esta manera evitaremos dañar las plantas y la erosión del terreno. En ningún caso regaremos hasta el encharcamiento.

Es mejor regar menos veces más cantidad, espaciando los riegos, que regar muy poca cantidad muchas veces. De esta manera, la planta no limitará su crecimiento radicular y estará más preparada para alcanzar el agua que se encuentre a mayor profundidad en el terreno en épocas de sequía. 

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